Los manifestantes provenían de diferentes grupos, desde intelectuales que creían que el gobierno del Partido Comunista era demasiado represivo y corrupto, a trabajadores de la ciudad que creían que las reformas económicas en China habían ido demasiado lejos y que la inflación y el desempleo estaban amenazando sus formas de vida.
Al recordar este terrible acontecimiento, resulta inevitable que la primera imagen que se me venga a la cabeza sea la del héroe solitario que detuvo una fila de tanques en la Cháng An Dà Jie, muy cerca de famosa plaza, armado con un par de bolsas de plástico.
Pensamos que este valiente se merece un lugar en nuestro recuerdo y que debería de ser un modelo para todos nosotros ; ya que muy poca gente se atrevería a hacer esto.
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